domingo, 9 de septiembre de 2012

Crítica: Sólo es el principio de Jean-Pierre Pozzi y Pierre Baraugier



Solo es el principio es un interesante documental que nos muestra un taller de filosofía para niños de 3 a 4 años que se celebra durante dos cursos en una guardería de Francia. Son raras las ocasiones en las que se nos da la oportunidad de filosofar y menos cuando se tratan de niños de tan corta edad. No se les suele preguntar por lo que piensan ni se les ayuda para que creen su propio pensamiento. Los talleres están dirigidos por una profesora que les anima a debatir en cada sesión sobre un tema que les resulte cercano e interesante, hablar de la familia, de la amistad, de los niños y las niñas, del amor pero también de temas más complicados como son la muerte, la libertad, la inteligencia, el alma o los bienes materiales. Al principio se muestran titubeantes y muestran un pensamiento disperso, hacen comentarios aunque se nota que les cuesta expresarse. En cuanto va avanzando la película se muestra como los niños van cogiendo más soltura, son capaces de exponer argumentos, de retomar ideas anteriores, así como una mayor fluidez y ya le cogen el gusto a reflexionar, a pensar. Lo más interesante de todo no son las opiniones que cada uno exprese, o sus ideas, sino que se les da una herramientas que les van a servir para ser adultos comprometidos, con capacidad de reflexionar, de dialogar, menos manipulables y por lo tanto más capacitados para tomar sus propias decisiones. Descubrir el diálogo como la mejor forma de alcanzar el conocimiento y de solucionar diferencias; aprender que no se soluciona nada con la violencia sino hablando y discutiendo.


Este método de filosofar no es nuevo, ya Sócrates mediante la mayéutica, conseguía que aquellos dispuestos a escucharle sacaran sus propias conclusiones sobre grandes temas, el amor, la justicia… En vez de ser el propio Sócrates el que exponga sus ideas al respecto, mediante el diálogo controlado va haciendo que el interrogado vaya sacando sus propias ideas y llegar a conclusiones. Sócrates no dejó nada escrito pero su discípulo Platón recogía su filosofía mediante el diálogo pues considera que es la mejor forma de alcanzar el conocimiento de las ideas. Del mismo modo, la maestra Pascaline Dogliani no le dice a sus alumnos lo que tienen que pensar sino que fomenta la capacidad de crear un discurso y de cada uno exprese sus ideas, las comparta con los demás y si es el caso hacer revisiones y modificar lo que piensa. 

En un momento en el que vivimos en el que ya no sólo la filosofía sino la educación y formar a unos futuros ciudadanos que sean capaces de pensar por si mismos, están tan cuestionadas, que se mide todo por los intereses económicos, que las escuelas y las universidades se ven como un gasto no asumible y no como una inversión, Sólo es el principio es una película necesaria para recordarnos la importancia de una buena base. Pero de todos modos, en edades tan tempranas, la educación no se debe quedar reducida al ámbito de la escuela y los padres deben jugar un papel importante estimulando a sus hijos, dialogando con ellos y siguiendo el trabajo de los talleres. La película también nos enseña esos momentos de intimidad en el hogar en la que los niños conversan con los padres sobre lo comentando en los talleres.


En definitiva, Sólo es el principio es una película necesaria sobre la importancia de la educación, de darles a los niños herramientas para que cuando sean adultos se puedan defender y a los que no se les engañe tan fácilmente, convertirlos en ciudadanos pues de ellos depende el futuro y son los que marcarán la sociedad que seremos.



Sólo es el principio se ha estrenado el 7 de septiembre

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