martes, 21 de octubre de 2014

Crítica: Tip top de Serge Bozon



Antes de empezar a escribir en este blog he de reconocer que tenía un prejuicio bastante grande con el cine francés y poco a poco esa idea que tenía ha ido desapareciendo. Mi género de cine favorito es la comedia porque el humor y la risa es la mejor forma de afrontar el dolor y el sufrimiento que nos da la vida. Y grandes comedias son las que nos han dado como la de los visitantes, la cena de los idiotas o más recientes como Intocable o Bienvenidos al norte. Películas que han tenido gran éxito y que han traspasado fronteras llegando a hacerse remakes en otros países como la última que ha tenido su versión italiana, Bienvenidos al sur y que fue una de las primeras películas en reseñar en este blog. Con Tip top no encontramos con una comedia de policías protagonizada por dos mujeres. Este primer dato es ya inusual pues normalmente son protagonistas masculinos pero ellas dotan a la historia de una sensibilidad especial. Ellas tienen que justificar de alguna manera su puesto y que merecen estar allí, algo que no se le exige a sus compañeros varones. Esta idea de revindicar el papel de la mujer, de la equidad e igualdad es algo que está presente a lo largo de toda la historia. La película la dirige el actor Serge Bozon en lo que supone su tercer largometraje.


La trama de la película gira en torno al asesinato de un confidente en las afueras de parís, un barrio en el que residen mayoritariamente argelinos que han huido de su país. El guionista supone que conocemos el contexto de la historia y da por sentado que sabemos la discriminación que ciertos grupos tienen y que Francia es un país laico en donde la religión es un asunto privado que queda excluido de toda manifestación pública. No es por lo tanto un país aconfesional en donde, al menos en teoría, el estado reconoce la libertad de religión sin dar preferencia a ningún credo. Mucha gente en Francia que no se siente lo suficientemente integrada ha rechazado los valores de la república y han buscado en la religión una forma de identificación. Esto por supuesto es fuente de conflictos y se generen problemas que en un momento dado pueden terminar en terrorismo. La misión de las investigadoras es descubrir lo que le ha pasado al confidente y descubrir al topo que hay en la comisaria. Tiene un tono realista que de alguna manera recuerda a la inglesa Four lions que también trataba el conflicto cultural con el terrorismo de fondo.




Pero dentro de esta historia más o menos realista ponen unos personajes que están completamente descontrolados, exagerados pero divertidos, que rompen por completo el tono de la trama y que a veces la hace pasar a un segundo plano pero que es para mí lo mejor de la película. Ya sólo por verlas a ellas merece la pena ir a ver la película porque es todo un show. Son dos grandes actrices las que dan vida a estos personajes y las que levantan una película que quizás con otro reparto no tendría el mismo interés. Isabelle Huppert da vida alguien seguro, insolente y con sus propias reglas. En cambio, Sandrine Kiberlain parece más frágil, más insegura e ingénua y quizás menos preparada para el trabajo. Son personajes un poco absurdos que en mano de estas dos grandes actrices consiguen trascender y que resulten sino agradables, menos incómodos. Como ya he dicho ellas son las que llevan todo el peso de la trama y por ellas merece la pena pasar por taquilla. 

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