viernes, 26 de junio de 2015

Crítica: Diet of sex de Borja Brun


La gula y la lujuria son dos de los pecados capitales que la iglesia más ha atacado ya que afectan directamente al cuerpo y nos proporcionan placeres que hacen que un futuro paraíso no resulte tan atractivo si antes hay que pasar una serie de calamidades. Borja Brun elije precisamente la comida y el sexo como dos de los ingredientes de su primera película como director. Ya desde el principio nos advierte de que se trata de una película para consumo exclusivo de adultos ya que contienen desnudos y escenas de sexo más que explícito. ¿Se podría decir que Diet of sex es una película pornográfica? Yo creo que no, quizás lo que hace que una película se pueda meter en esta categoría sea el sentido que tiene las escenas de sexo dentro de la historia. Si lo principal es ver cómo los actores se unen y el resto es accesorio estaríamos hablando de pornografía, pero aquí eso no pasa. Existe una historia de una pareja y el sexo forma parte importante de sus vidas pero no la única ni la más importante. Ágata y Marc son una pareja joven que tienen que superar el problema que tiene ella de anhedonia. Esa falta de interés por el placer, por el deseo hace que la pareja entre en crisis y la ayuda de una sexóloga le aconseja que llegue al placer sexual a través del placer de la comida. Los alimentos, sus texturas, los sabores también nos producen placer y es tan sólo una cuestión de juntar estas dos fuentes de deseo.



Diet of sex, que dura poco más de una hora, se puede ver casi como una película educativa que nos enseña cómo buscar la complicidad y la conexión de nuevo con la pareja. Tiene más sentido verla en la intimidad del hogar que en una sala de cine. Es una película narrativa que tiene una historia y unos personajes pero creo que también tiene un componente divulgativo que hace que se disfrute y se saque mayor partido en pareja y en la intimidad. No sólo se trata de ver lo que hacen los personajes sino también de aprender de sus aciertos y sus errores y llevarlos a la práctica. En la edición que saca Cameo viene un pequeño libreto con las recetas que se preparan en la película para que luego uno las pueda preparar también. Hay un intento de buscar una comunicación con el espectador y que este se relacione con las vivencias de los personajes. Tampoco es necesario tener una crisis para aprovecharla, simplemente buscar una nueva forma de relacionarse con la pareja. Las escenas de sexo no buscan la espectacularidad ni que sean vistosas, buscan la naturalidad y aunque entramos en la intimidad de esta pareja no resulta violento. Se utiliza el sexo como una forma de comunicación íntima y placentera. El sexo es uno de los tabúes que nos impone una sociedad que en algunos aspectos parece retroceder. Aunque sea un acto íntimo y por lo tanto privado, no debemos renunciar a tener una relación más espontánea y tratarlo como un tema más. El director Borja Brun no renuncia a incluir en la historia elementos de humor que hacen que hace que el paso de una escena erótica a otra resulte más natural. También hay que destacar el cuidado que hacen en la composición de planos y cómo está rodada. También me ha gustado especialmente la utilización de la música que combina música clásica a temas más modernos sin que casi se note esa transición y que resulte hasta harmoniosa. En la parte negativa, si hay que decir algo, es que se nota que la pareja protagonista no tiene mucha experiencia en el cine, aunque también es cierto que esa inocencia a la hora de enfrentarse a la cámara en situaciones tan íntimas los hace más ingenuos y la película gana en credibilidad. El protagonista es cartero y vemos en una escena como reparte la correspondencia. Hubiera estado bien que le hubieran puesto un uniforme de cartero o que a las cartas que echa en los buzones le hubieran puesto algún sello o franqueo porque aunque no afecten ni a la historia sí que hacen que una película tenga un mayor valor. Viendo la película es fácil pensar que con un guion más elaborado y con unos actores con más experiencia o con más tiempo para preparar los personajes Borja Brun puede hacer una gran película porque tiene un gran potencial como director.



Diet of sex más que una película es una experiencia para parejas, una historia sin prejuicios que con mucho humor y dosis de erotismo nos abre un mundo nuevo de sensaciones. Se agradece que una distribuidora como Cameo haya decidido sacarla en DVD en una edición muy cuidada que se puede comprar por 15 €. Además de la película incluyen entrevistas con los actores y otras series de extras como momentos del rodaje o tomas falsas hasta un total de 36 minutos. Más que recomendable. 


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