jueves, 7 de enero de 2016

Crítica: Joy de David O Russell


David O Russell es un director que se mueve bien en ese terreno complicado que es la mezcla de géneros. Ya en El lado bueno de las cosas apuntaba maneras, una historia que nos muestra los dos lados de la vida, la tragedia, el dolor pero también el humor, la risa y la esperanza. Nos contaba que aunque todo se derrumbe a nuestro alrededor, que aunque no encontráramos salida y que no parezca que haya solución a nuestros problemas siempre hay motivos para salir adelante. El humor y la comedia son una forma muy agradecida de contar la vida porque no es que la historia sea ingenua o que los personajes vivan unas circunstancias o una vida maravillosa, sino que los personajes, en las mismas circunstancias que los trágicos consiguen superar sus problemas y vivir de la mejor manera posible. En Joy nos presenta a una mujer que tiene que liderar una casa de locos, una madre que no sale de su habitación, dos hijos pequeños, un exmarido que vive en el sótano y un padre que acaba acoplándose porque su última novia lo ha dejado. Malvive con los trabajos que consigue y ella sola tiene que sacar todo eso adelante. Es la abuela la que nos narra la historia, Joy es desde pequeña una mujer vitalista, creativa y con mucha fuerza. Su vitalidad y su fuerza por conseguir sus objetivos harán que pueda con todo o por lo menos lo intente, aunque siempre hay momentos de debilidad en los que parece que la única solución es tirar la toalla. Un invento de una fregona que no necesita escurrirse con la mano hace que la pueda hacer rica y que todos sus problemas se solucionen o que siga en la miseria y que esté incluso peor que como está. A los emprendedores y a los valientes siempre le salen obstáculos en el camino, gente que te desanima a hacer cosas, que ve más problemas que oportunidades y que más que facilitar las cosas lo que hacen es empeorarlas. Joy tiene como aliados a su ex marido, a su amiga de la infancia y poco más, en contra al resto del mundo. Que le vaya bien o mal es una cuestión en la que su fuerza de voluntad y de triunfar será algo muy relevante.


La película El lado bueno de las cosas era una historia más coral en la que todo los personajes tenían casi el mismo nivel de importancia, en cambio en Joy hay un eje central y el resto son meros satélites suyos, gente cuya historia no tiene sentido sin la de la protagonista. De alguna manera la forma que tiene Joy a enfrentarse a la vida y a los problemas es cómo el director ha decidido contar su historia. A veces como una fábula, un cuento esperanzador pero en otros como una tragedia en la que todo parece que se va a venir abajo. La combinación de ambas sin estridencias y de una forma coherente hacen que Joy sea una película divertida y emocionante y que si cabe nos enamoremos un poco más de Jennifer Lawrence. Dentro de poco la volveremos a tener en la nueva de X-Men. Ella no está sola, Robert de Niro, Bradley Cooper, Edgar Ramirez, Diane Ladd (Madre de la actriz Laura Dern), Isabella Rosselini o Dascha Polanco (una de las latinas de la serie Orange is the new black) son los que van ayudando a la protagonista a formarse. En unos días se entregarán los Globos de oro y Joy cuenta con dos candidaturas a mejor actriz protagonista y mejor drama. Aunque no sea un musical, el personaje de Edgar Ramirez es un cantante y hay un par de escenas en las que aparece cantando que son realmente buenas.



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