viernes, 4 de marzo de 2016

Crítica: Vulcania, de José Skaf


'Vulcania' es el debut de José Skaf en la dirección, y nos brinda una distopía rural llena de secretos, intrigas y engaños con una factura técnica excelente.
En 'Vulcania' se nos presenta de manera muy pausada el funcionamiento de un pueblo dedicado a la metalurgia. Este pueblo distópico está dividido en dos facciones –una de ellas con un símbolo ya visto en el mundo de los videojuegos, más concretamente en la saga Zelda– que, a pesar de convivir y trabajar juntos, no tienen contacto entre sí. Desde el principio tendremos las incógnitas presentes y deseando que se revelen, pero por desgracia esto nunca llega a ser un aliciente para interesarnos por las vivencias de los protagonistas –cada uno de un bando–. Esto es debido a que estas incógnitas no son lo suficientemente potentes, y la resolución de algunas no llega a ser relevante. El universo creado por José Skaf y Diego Soto, guionistas de la cinta, es complejo y muy trabajado. Sin embargo, a la hora de sacarle partido, parece que se amedrentan y deciden seguir por un camino más convencional, dejando la parte misteriosa relegada a momentos anecdóticos de los que se podría haber prescindido. Si los personajes estuviesen tan cuidados como el propio mundo que nos plantean, estaríamos ante una película mucho más completa e interesante a pesar de una trama predecible y con poca sustancia. Al no ser esto así, el espectador, al no empatizar demasiado con los personajes –un trabajador del metal y una limpiadora–, tampoco llega a interesarse por la trama. Además la sensación de déjà vu está presente todo el rato ya que el esquema, la atmósfera y algunos otros elementos están muy inspirados en 'El bosque' de Shyamalan, y esto puede ser uno de los peros principales.


A la hora de hablar de la dirección de José Skaf casi todo son alabanzas: la planificación es potente, con planos muy cuidados y elegante; la notable dirección de actores cojea en un solo punto más allá de la elección de algunos actores, y este punto es José Sacristán. El actor se limita a recitar sus frases de memoria con poco o ningún entusiasmo, por lo que cada vez que aparece en pantalla la película parece ralentizarse y perder interés a pesar de que debería ser lo contrario debido a su personaje. Sin embargo los protagonistas, Aura Garrido y Miquel Fernández, son lo mejor de la película, dando vida a algunas escenas que tienen poco interés. Y en el rincón de errores de casting están un actor de comedia y Silvia Abril. El actor, del cual no he podido encontrar el nombre, desentona en el conjunto. Y lo de Silvia Abril es una oportunidad desaprovechada, ya que podría haber demostrado versatilidad interpretando un personaje dramático, pero se queda en algunas frases con poco peso. Una pena.



Vulcania es, en resumen, un "querer y no atreverse", porque se podría haber hecho sin problemas. Pese a todo, es una película entretenida y muy bien rodada que se podrá disfrutar si no se espera mucho de ella. Es de agradecer que en España se apueste por hacer este tipo de cine de género pero comercial. Habrá que tener un ojo echado a José Skaf, porque es un director que podrá darnos muchas alegrías.

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