jueves, 23 de marzo de 2017

Crítica: El bar de Alex de la Iglesia



Después de pasar por el festival internacional de cine de Berlin y por el de cine español de Malaga llega a los cines El Bar. Alex de la iglesia nos lleva hasta un local de la madrileña plaza de los mostenses en la que un grupo bastante hetereogéneo de parroquianos se da cita para tomarse el primer café de la mañana. Consigue captar con su cámara ese bullicio y ese aparente caos que se da cuando unos clieentes entran, otros salen, los pedidos no llegan y la gente se impacienta. Pero la verdadera historia empieza cuando uno de esos clientes sale y muere de un disparo quee no se sabe de donde sale, otro cliente intenta ayudar pero también muere. La gente del bar amparo es consciente de que están atrapados y no saben ni que pasa ni qué es lo que les retiene. 


Tenemos a Mario Casas como creativo publicitario con una estética hipster, a Blanca Suarez que es una pija que acaba accidentalmente en el Amparo porque se le ha acabado la batería del movil, Secun de la Rosa, el abnegado camarero que lleva 15 años detrás de esa barra dando lo mejor de sí mismo, Joaquin Climent como un policía retirado que sólo va a tomar un café, Carmen Machi es Trini que acude siempre a jugar a la máquina intentando pasar desapercibida, la gran Terele Pavez como la dueña del bar y por supuesto sin olvidarme de Jaime Ordoñez que es un vagamundo que pondrá todo patas arriba. Son personajes bastante reconocibles que podemos conocer o incluso con los que nos podemos sentir identificados. El director los pone en una situación extrema que no suele ocurrir en la realidad y gracias al cine podemos vivirlo desde la comodidad de la butaca de la sala del cine. ¿Qué haría yo en el lugar de los personajes de la película? ¿Intentaría colaborar con los demás para salir todos de esa situación o haría todo lo posible para escapar sin importarme lo que les pase a los demás? En un momento en el que la supervivencia está por encima de todo nos quitamos la careta de los convencionalismos sociales y sale a relucir nuestra verdadera personalidad con lo bueno y lo malo que eso conlleva. Los que parecen más fuertes acaban mostrando sus debilidades y sus cobardías y en cambio los que aparentemente son más frágiles y menos capacas para sobrevivir acaban transformándose. El miedo les transforma y cada uno se hace consciente de su propia personalidad, esa que la sociedad le ha reprimido. Vemos, por ejemplo, al personaje de Secun de la Rosa que ha sido sumiso durante muchos años como se harta de todo lo que le rodea y se rebela ante las injusticias que ve y siente miedo ante su nuevo yo, "yo no soy así, no sé lo que me pasa" llega a decir varias veces. Personajes como el de Mario Casas que parece ingenuo y algo simple acaba siendo a veces un salvador o también puede ser un villano, o el loco vagabundo al que todo el mundo ignora como si fuera invisible puede ser el que como un nuevo mesías tenga el poder de dirigir al grupo y conseguir que hagan lo que ellos quieran. Este Bar es transformador, los clientes entran de una forma y si logran salir con vida será como un yo renacido, o como un yo que estaba escondido.


El bar es una buena radiografía de cómo somos, de cómo actuamos y nos relacionamos con los demás, de cómo intentamos superar nuestros complejos y nuestros miedos. Es un trhiller porque durante los 100 minutos que dura la película estamos en tensión ya no sólo por saber qué va a pasar con los clientes pero Alex de la Iglesia aliña su película con toques de humor que hacen más digerible esta plato con algún que otro toque de acción y algún momento digamos que algo desagradable. Si te gustan las películas de Alex de la Iglesia esta no va a ser una excepción. 


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