martes, 18 de abril de 2017

Las películas, los cines e internet


Las películas nacen para ser vistas, hay quienes piensan que la forma y el lugar es lo de menos y quizás sea cierto. Ya no las vemos sólo en las salas de cine, formas nuevas de distribución hace que se consuma a través de plataformas de internet que nos permiten ver películas recientes en nuestra propia casa. Elegimos cuando y cómo verlas. Es más cómodo, ya no somos nosotros los que nos tenemos que trasladarnos a un lugar ni tenemos que adaptarnos a unos horarios concretos y también la selección es más amplia. En un cine podemos elegir entre una decena de películas, pero en cualquiera de estas páginas (Wuaki, Filmin, Netflix...) podemos escoger entre un catálogo muy amplio. Hay también algunos títulos que de no ser por la distribución por internet difícilmente llegarían a ser vistas o si consiguen una distribución es con un número tan reducido de copias que hace difícil que fuera de Madrid o Barcelona la puedan ver. El cine por internet ha facilitado el acceso a las películas. Parece que todos son ventajas pero ¿se ve de la misma forma una película una película en una sala de cine que en el salón de nuestra casa? Seguramente no. 


Aunque haya salas de cine cada vez más pequeñas y las televisiones cada vez más grandes y de mejor calidad siempre se verá mejor en una pantalla grande que en la televisión en el mejor de los casos o en el móvil o en una tablet en el peor.  Las salas de cine están en continua renovación para ofrecer mejores sistemas de audio y de sonido. Difícilmente en casa podremos ver con la misma calidad películas en 3D. El desafío de Robert Zemeckys que contaba la historia de un hombre que cruzó las torres gemelas con un cable no se disfruta lo mismo en un cine en condiciones que en el salón de nuestra casa. Es la misma historia pero visualmente no se vive de la misma manera. Aunque la gente en los cines cada vez es más irrespetuosa molestando con el móvil o hablando entre ellos la atención en nuestras casas no es la misma. Cuando nos metemos en una sala de cine sabemos a lo que vamos, a aislarnos durante dos horas y a que alguien nos cuente una historia. Fuera de esas cuatro paredes queda la realidad, y nos quedamos en una especie de limbo en donde lo único que importa es lo que vemos reflejado en la pantalla. En casa las distracciones pueden ser continuas, llamadas inoportunas, personas a nuestro alrededor que nos molestan, etc... Es más fácil distraerse y que no prestemos atención, en cambio en un cine lo único que existe es la película.


Del mismo modo que no es lo mismo ver un partido de fútbol en casa que en el campo, la experiencia del cine es distinta porque es una experiencia compartida. Las películas no sólo cuentan historias, también transmiten emociones y sensaciones y la experiencia de compartirlas con más gente hace que sea muchas veces algo emocionante y que por lo tanto se disfrute más y que no se consigue con la distribución a través de internet. La rapidez con la que nos movemos hace que la cantidad de estrenos en cine sea abrumadora. Cada fin de semana llegan casi una decena de títulos nuevos que se van acumulando con los anteriores. Las películas duran menos tiempo en cartelera y si nos despistamos con alguna película que no sea de una gran distribuidora o tenga mucha publicidad es posible que cuando queremos nos encontremos con que ya no está en cartelera. Existen plataformas por internet que ayudan a la gente a ver películas en cines organizando pases privados en los que cualquiera puede apuntarse. De esta forma estrenó Vigalondo por primera vez en Estados Unidos. Aquí en España está empezando a implantarse. Un promotor particular propone una película, un cine y una hora. Necesita un mínimo para llenar el cupo y que se pueda realizar la proyección. De este modo películas como la reciente Smoking Club puede llegar a cines más allá de Madrid y Barcelona. Se sabe con antelación que va a hablar el mínimo de personas a la proyección y aunque no se gane por lo menos tampoco se puede dinero. 



Aunque no sea algo habitual, hay proyecciones especiales que permiten una implicación mayor del espectador con lo que está viendo y que se puede hacer con películas conocidas en las que no haya que prestar tanta atención al argumento o a los personajes porque son de sobra conocidos. Con el aniversario del estreno de la película Regreso al Futuro se hizo una recreación del pueblo de Hill Valley en los años 50. La gente iba vestida de época y en el momento de volver a ver la película el espectador ya no era alguien pasivo sino que de alguna manera formaba parte de la película. Aquí en España también se ha hecho y hace unos meses se pudo ver "Los intocables de Eliot Ness" de una forma totalmente nueva. A través de la empresa Spectacular! En Junio volverán con una película con una historia muy veraniega, Dirty Dancing. Una familia se va de vacaciones a un centro de ocio. La hija descubrirá a través del baile una forma de libertad y de expresarse. Era una tonta historia de amor adolescente pero el carisma de los dos protagonistas, una música muy acertada y unos bailes memorables hace que haya podido trascender. No se tratará sólo de ver la película, ya la conocemos, ya sabemos lo que va a pasar. Lo que se va a hacer es algo más, participar y vivir desde dentro la historia de cómo Baby deja a un lado su inocencia adolescente y se convierte en toda una mujer de la mano de su profesor de baile Johnny Castle. El lugar del evento sólo se conocerá una vez comprada la entrada y nos ayudarán dándonos sugerencias sobre el vestuario y las actividades paralelas que habrá, entre ellas un espacio gastronómico. 



Internet da comodidad pero la calidad, al menos por ahora, la siguen dando los cines.

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