jueves, 20 de febrero de 2020

Crítica: El plan de Polo Menárguez


Ya han pasado 14 años desde la primera vez que vimos juntos en pantalla a Raúl Arévalo y Antonio de la Torre. La película era Azuloscurocasinegro. En esta ocasión se trata de la adaptación de la obra de teatro El Plan. A estos dos actores se les une Chema del barco. El escenario de la historia es el piso de uno de los personajes en el que se reúnen para llevar a cabo un plan. El peso dramático de la historia lo llevan los tres personajes, tres hombres con edades distintas y con unos planes de vida también muy distintos. Lo único que les une es que en un momento trabajaron en la misma empresa y esta les echó y desde entonces no han conseguido entrar de nuevo en el mercado laboral.



El primero en presentarnos es Paco (Antonio de la Torre), un hombre de mediana edad con problemas familiares. El hombre es tradicionalmente el que tiene que llevar la familia pero él ha fracasado. Intenta recuperar el puesto que ha perdido en su familia y que ahora ocupa su mujer. Es ella la que lleva el dinero a casa y él quien tiene que quedarse jugando un rol para el que no está preparado. Es el personaje dentro de la historia al que le falta el presente.

Ramón (Chema del barco) es el mayor del grupo y es el personaje que más extraño resulta. Se ha quedado anclado en el pasado cuando todavía era vigilante de seguridad. Su presente lo vive de una forma errática. Su futuro es incierto.

Andrade (Raúl Arevalo) es el más joven del grupo y que vive marcado por la ausencia de una madre que lo abandonó a los ocho años. Es alguien al que le han arrebatado una parte de su pasado y eso ha afectado a su presente. Su actitud es de despreocupación y una falta de responsabilidad en lo que hace.



Son tres tipos de hombres que, como dice su director, muestran tres formas de enfocar la masculinidad. El cambio del rol de la mujer hace que el hombre también afecta a la forma en la que las personas se relacionan. En un momento de crisis los cambios son inevitables pero también resultan conflictivos. Adaptarse a una situación no resulta fácil para todo el mundo y en esta historia se ve ese conflicto que no es solo a nivel de binomio hombre y mujer. El capitalismo que busca el beneficio empresarial a costa del esfuerzo del trabajador sin importarle la situación de este. La forma en la que nos desarrollamos en el trabajo afecta a la forma en la que vivimos.

La historia se desarrolla poco a poco, se van dosificando la información dejando miguitas para que ese final sorprenda pero que una vez analizado resulte coherente. El final es impactante y los personajes viven con la misma intensidad y sorpresa que el espectador que está viendo la historia. Me ha sorprendido y es una buena película muy recomendable.


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