jueves, 24 de septiembre de 2020

Crítica: Una pastelería en Notting Hill de Eliza Schroeder

 

Uno de los barrios con más mezcla de culturas que nos podemos encontrar en Londres en el de Notting Hill, muy famoso desde que fuera el escenario de la aventura amorosa entre Julia Roberts y Hugh Grant. Pero es mucho más, allí está la calle Portobello que tiene uno de los mercados de segunda mano más conocidos y que aparecía en una de las escenas más conocidas de la película La bruja novata. Es por lo tanto un lugar que el cine ha mostrado en numerosas ocasiones, ahora nos cuenta la historia de tres mujeres que luchan por un sueño, montar un pequeño negocio de hostelería en memoria de Sarah. Sarah es madre, hija y amiga y la gran protagonista de la historia aunque también sea la gran ausente. La muerte de Sarah es el detonante de la historia y lo que mueve a los personajes a juntarse. Es una historia que se mueve en el terreno de los sentimientos , una comedia que busca que nos sintamos bien con la forma que tienen los personajes de superar la tragedia y el dolor. Esta película no afronta la pérdida como un inicio de algo nuevo y una forma de honrar la memoria de aquellos que no están.

El escenario, una pastelería, invita a reunirse y la comida siempre es una buena excusa para juntar a las personas. El tono es vitalista y esperanzador y nos muestra que a pesar de las tragedias diarias podemos superarlas con la ayuda de los seres queridos. La historia es sencilla pero guarda un mensaje muy potente y muy necesario en un momento como el que estamos viviendo en el que necesitamos de mensajes positivos para superar esta situación tan loca en la que nos ha tocado vivir. Los personajes son potentes y muy bien encarnados por unas grandes actrices. Esta película supone el debut en la dirección de Eliza Schroeder.

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