lunes, 15 de abril de 2013

Crítica: Memorias de un zombie adolescente de Jonathan Levine. Este Romeo está muy muerto




Título original: Warm Bodies Director: Jonathan Levine Guionista: Jonathan Levine (Novela: Isaac Marion) Música: Marco Beltrami, Buck Sanders Fotografía: Javier Aguirresarobe Interpretes: Nicholas Hoult, Teresa Palmer, John Malkovich, Rob Corddry, Analeigh Tipton, Dave Franco, Cory Hardrict Distribuidora: Eone Fims Fecha de estreno: 19 de abril de 2013

Los zombies funcionan muy bien como una metáfora de la sociedad actual, una sociedad adormecida que por lo general ha dejado de pensar por sí misma, que ha dejado de ser crítica con el poder y que se limita a existir, a seguir viviendo sin ningún objetivo más allá de la propia supervivencia, y además parece que es contagiosa porque cada día parece que hay menos que logran resistirse. Pero los zombies (o infectados) son malos personajes, no se expresan más que con ruidos, son lentos, torpes y nada expresivo y lo único que hacen es intentar localizar vivos y morderlos y comerlos para infectar a más vivos posibles. No dan para más y si te centras en las historias de los vivos el público las rechaza porque dicen que son interesantes, pero hacer una película centrada en gente huyendo de muertos vivientes para que no se los coman no puede centrar la trama de una película. Pero esta historia de zombies tiene tres peculiaridades en cuanto a otras películas o series; en primer lugar el protagonista y el que va guiando la historia es R, un zombie joven de edad indefinida que va guiando la historia, que la historia contempla dos tipos de zombies, por un lado a los que conocemos y otros que ya sólo son esqueletos y ya han perdido todo tipo de humanidad, son oscuros y los personajes realmente aterradores de la historia, y por último que se trata de una historia de amor entre el protagonista R y la hija de la resistencia humana Julie.


Los zombies no se pueden expresar y casi no pueden hablar así que el director opta por la socorrida voz en off para que esto no acabe siendo como una película francesa aburrida en donde apenas hay diálogos. No se lleva mal y el protagonista nos va contando cómo es su monótona vida de zombie viviendo en la terminal de un aeropuerto con la amenaza de que quizás en algún momento acabe convirtiéndose en un esqueleto viviente. Y ahí es cuando conoce a Julie y ella despierta en él sentimientos que hace tiempo no sentía. El referente más claro de la historia es Romeo y Julieta porque son dos enamorados que sufren la incomprensión por parte de la gente que los rodean, porque los zombies querrán comerse a la chica, porque eso es lo que hacen con los vivos y la resistencia meterle una bala en la cabeza a R y evitar que la plaga se extienda y la humanidad desaparezca de la tierra. También el nombre de los personajes se parecen al drama de Shakespeare R y Julie y por si fuera poco hasta han puesto la escena del balcón en donde el chico va a visitar a su amada a su casa y tienen que hablar en susurros para no despertar a los familiares.


La película, excepto por alguna escena en donde hay algo de acción, funciona como una comedia romántica especial por las características de los protagonistas. Una viva y un muerto. Los zombies no dan especialmente miedo pero resulta entretenida. El prólogo está muy bien sobre todo por ese montaje en donde vemos que no hay tanta diferencia entre los zombies y la gente que vive idiotizada y que se relaciona más con los aparatos que con las personas que tiene a su alrededor. Casi somos zombies ahora, sólo que todavía no nos comemos los unos a los otros. La forma en la que se conocen y enamoran los personajes también es de lo mejor de la película. Pero eso de que sea el amor lo que redime a alguien, aunque ese alguien sea un muerto viviente ya está demasiado visto.



No hay comentarios:

Publicar un comentario