lunes, 30 de septiembre de 2013

Crítica: Todas las mujeres de Mariano Barroso

Concebida como una serie producida por el canal TNT para televisión, con una duración inicial de 13 episodios que finalmente se quedaron en 6, “Todas las mujeres” cuenta la historia de Nacho, un veterinario que trabaja inseminando vacas en la finca de su suegro. Junto con una joven becaria que trabaja con él, y con la que mantiene una relación extra matrimonial, roban cinco terneros a su suegro para poder venderlos en Portugal y sacar suficiente dinero para cambiar de vida. El plan sale mal y Nacho busca ayuda en las mujeres de su vida, como son su madre, su ex novia o su cuñada.

Nacho es manipulador, egoísta, mentiroso y cobarde, es un niño en cuerpo de hombre que no asume sus actos y pretende que otros (otras en este caso) le saquen del atolladero en el que él solo se ha metido, tapando sus mentiras con capas y capas de otras mentiras, dibujando un círculo vicioso del que no puede salir. Sus propias mentiras crean en él un aura victimista que utiliza para obtener de los demás lo que necesita para no responsabilizarse de los hechos reprobables que acomete, y que, por muy evidente que se haga a ojos de sus mujeres la manipulación a la que están siendo sometidas, consigue alcanzar de ellas.

El director Mariano Barroso, cuya filmografía es más que irregular desde su debut en el cine con “Mi hermano del alma”, consigue con “Todas las mujeres” una película prácticamente redonda sustentada fundamentalmente en las actuaciones de Eduard Fernández y “sus mujeres”, pero también con una dirección de actores impecable y un guión que apenas tiene lagunas. Barroso, quien ya contó con Eduard Fernández en “Los lobos de Washington” y en “Hormigas en la boca”, desarrolla la mayor parte de la historia en interiores (la casa de Nacho) para conceder toda la importancia a la interpretación de los actores y al mundo interior de Nacho, sin distraer la atención ni siquiera con lo que se supone al principio que es el argumento principal, el robo de los novillos. El robo sólo sirve de excusa para conocer la mente retorcida e infantil de Nacho y su relación con las mujeres.


Al principio cuesta entrar en la película debido a que nos parece estar asistiendo a unas interpretaciones casi improvisadas, sobre todo por parte del protagonista, Eduard Fernández. Pero a medida que la historia se va desarrollando, y van entrando en escena las mujeres de la vida de Nacho, vamos descubriendo la teatralidad que desprende la misma y cómo, esa estudiada suerte de improvisación, enfatiza esa misma teatralidad reflejada en la estructura de la película. Dividida en 6 actos con el nexo común del personaje de Nacho, cada uno de esos actos tiene como coprotagonista a una de las mujeres de su vida a las que trata de embaucar para que le resuelvan su problema, y si bien Eduard Fernández es el centro sobre el que gira la historia, sus 6 compañeras no se ven en absoluto relegadas a un simple papel secundario sin relevancia, al contrario. No sólo los personajes femeninos son fundamentales para que entendamos la personalidad de Nacho y para el desarrollo de “Todas las mujeres”, sino que además, las actrices que los interpretan son capaces de dar la réplica a Fernández de una manera espectacular.
Empezando por Michelle Jenner que interpreta a Ona, objeto de deseo y causa de los problemas de Nacho, pasando por los hilarantes diálogos que éste mantiene con María Morales y con Petra Martínez, su ex novia y su madre respectivamente, hasta la psicóloga que va haciéndole comprender las incoherencias de su plan para no enfrentarse a su suegro, interpretada por la siempre estupenda Nathalie Poza.

Quienes menos trascendencia tienen en la película y en las decisiones de Nacho son Laura, su mujer, por la escasa duración de su personaje, y Carmen, su cuñada, por la poca credibilidad de la situación que comparte con Nacho a pesar de la brillante interpretación de Marta Larralde.

“Todas las mujeres” es una de las mejores películas de producción española de lo que va de año, no sólo recomendable para todo cinéfilo sino también para los amantes de las obras teatrales a las que la película recuerda en todo momento. Después de pasar por televisión y por el cine, ¿tendrá versión teatral el guión de Mariano Barroso? Esperemos que sí y, por supuesto, con el mismo elenco.

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