viernes, 15 de noviembre de 2013

Crítica: Blue Jasmine de Woody Allen

 

Título Original: Blue Jasmine Director: Woody Allen Guión: Woody Allen Fotografía: Javier Aguirresarobe Intérpretes: Cate Blanchett, Alec Baldwin, Peter Sarsgaard, Alden Ehrenreich, Sally Hawkins, Louis C.K., Michael Stuhlbarg, Bobby Cannavale, Andrew Dice Clay, Max Casella, Tammy Blanchard Ferland Distribuidora: Warner Fecha de Estreno: 15/11/2013


Woody Allen vuelve con su cita anual con una historia que nada tiene que ver con su anterior película A roma con amor y más bien con dramas con algún toque de comedia como la fascinante La rosa púrpura del Cairo. Blue Jasmine gira en torno a una mujer de la alta sociedad de Nueva York que estaba casada con alguien muy importante que se dedicaba a las inversiones de alto riesgo. Cuando se destapa que esos negocios no eran muy legales e hicieron que muchas personas perdieran todos sus ahorros, este acaba en la cárcel y ellos también lo pierden todo. Sin casa y sin dinero se ve obligada a irse a vivir una temporada a casa de una hermana en San Francisco en un apartamento mucho más pequeño y sin los lujos con los que está acostumbrada. Es una historia muy pegada a la actualidad en la que hombres que durante muchos años han actuado con total impunidad han visto cómo todo su mundo se ha derrumbado llevando consigo a unas esposas que han preferido mirar para otro lado. Por miedo a perder ese status han preferido no enterarse demasiado de los negocios turbios ni de las infidelidades. Hay muchas mujeres como ella hoy en día que salen en la prensa que no generan demasiadas simpatías pero que Woody Allen nos muestra de tal manera que en el fondo hasta sintamos compasión por alguien como ella. Y es que después de esa caída a los infiernos Jasmine, una mujer que se ha hecho a si misma pues ni siquiera se llama así, vive en un continuo bloqueo mental, una profunda crisis que hace que toda su vida anterior desaparezca, su marido ya no está y ha perdido a su hijo que no quiere saber nada de ella, sus amistades ya no le dirigen la palabra y se sienten incómodos con su presencia y tiene que empezar una nueva vida en un lugar que no le gusta. Tan sólo le quedan los recuerdos de algo mejor. La película se mueve entres las aguas de la comedia y el drama, porque las características del personaje y su incapacidad de relacionarse con las nuevas personas que le rodean lleva a situaciones absurdas que provocan la risa, aunque en el fondo dejen un fondo de tristeza porque ella es la protagonista de la historia con la que el director pretende que nos identificamos y su historia no es para nada alegre.





Sin una actriz tan grande como Cate Blanchett, esta película hubiera sido completamente distinta. Consigue hacer creíble y que no resulte grotesco un personaje tan al límite. El contrapunto a una desequilibrada Jasmine es la hermana Ginger, mucho más pegada a la tierra, que divorciada vive con sus dos hijos y que tiene un novio tosco y rudo, interpretado por un genial Bobby Cannavale. Son dos mujeres completamente distintas que las circunstancias les han llevado a compartir techo y aunque intenten una buena convivencia suceden los inevitables enfrentamientos. Woody Allen mete a sus heroínas en dificultades pero siempre les da una posibilidad de salida. Algunas historias terminan con la victoria del personaje y otras en las que la protagonista termina peor de lo que empezó. Evidentemente no voy a contar cómo termina Jasmine pero sí que puedo decir que su historia os emocionará y os conmoverá. Sin duda esta será una de las grandes películas que recordaremos. Por cierto, si os preguntáis, Woody Allen ya está inmerso en su nueva película que en principio se llamará Magic in the moonlight.

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