domingo, 5 de octubre de 2014

Crítica: La vida resulta de Marta Sánchez y David S. Olivas


A veces hay una dicotomía entre lo que queríamos ser y lo que somos, el tiempo ha hecho que nuestros ideales y deseos se vayan reencaminando. Un exceso de pragmatismo hace que nos olvidemos de nuestros sueños y la dura realidad hace que cambiemos nuestros deseos por cosas más probables o supuestamente más beneficiosas. De todos estos temas son de los que trata La vida resulta que en tono de comedia con toques agridulces nos muestra cómo niños inocentes se acaban convirtiendo en adultos poco agradables. La juventud es una etapa de nuestra vida en la que todos son posibilidades, podemos ser quienes queramos ser, el tiempo es el que nos va dirigiendo y convirtiendo en lo que seremos. La acción de la obra transcurre en una guardería de élite en la que unos padres optan para una plaza que hay vacante. Todos desean que su hijo vaya allí porque saben que es el primer paso para una carrera de éxito y ¿acaso los padres no quieren lo mejor para sus hijos? Los cinco personajes irán desvelando a través de monólogos cómo veían el mundo de niños mostrándonos como muchos de esos deseos no se han cumplido. Estos personajes nos hablan desde su visión de cuando iban a la guardería y a esa edad uno no es más que un reflejo de los padres y no tiene deseos ni un pensamiento propio. Haber situado el escenario en un colegio y aumentar la edad de referencia de los protagonistas hubiera sido una decisión más acertada. Cuando existe una diferencia tan grande entre lo que deseábamos ser y lo que nos hemos convertido llega la frustración y la tristeza y aunque se trate de una comedia es inevitable que haya un poso de cierta amargura a la hora de contarnos la historia. Cada uno de los cinco personajes tiene una posición diferente a la hora de enfrentarse a sus propios demonios interiores. El loco (o el que finge locura o estupidez) se evade de sus problemas y vive más feliz que el que siempre los tiene presentes. La obra está escrita por Marta Sánchez y David S. Olivas guionistas de series de televisión como Aida o 7 vidas. No son dos series que me gusten especialmente pero hay que reconocer que aquí hacen un interesante retrato generacional en donde podemos vernos reflejados muchos de nosotros. El reparto está formado por Cristina Alcazar, Adriana Torrebejano, Javier Mora, Carlos Santos y Laura Dominguez. A los tres ya los pudimos ver juntos en la obra de David Mamet Perversiones sexuales en Chicago, obra de la que ya hice una reseña en su momento. Cada uno de ellos sabe sacar lo mejor de su personaje. La obra se representa actualmente en el treatro Borrás de Barcelona y se pueden comprar las entradas desde la web de Atrapalo


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