viernes, 13 de noviembre de 2015

Crítica: Un otoño sin Berlín, de Lara Izaguirre

Lara Izaguirre da el salto al largometraje con 'Un otoño sin Berlín', una historia íntima que habla del perdón y la aceptación con Irene Escolar como protagonista absoluta.
June, encarnada por Irene Escolar, vuelve por sorpresa a España después de un tiempo viviendo fuera. Esto provocará un pequeño terremoto en la vida de las personas que la rodeaban antes de irse. Partiendo de esta premisa tan atractiva, Lara Izaguirre escribe una película con una atmósfera triste y evocadora, nostálgica y encantadora. Vemos en la guionista ganas de ir más allá y conmover al espectador, y a ratos lo consigue, pero la mayoría de veces se queda a punto de emocionarnos. En parte es debido a que no arriesga a la hora de contarnos las andanzas de June, y éste es el mayor defecto de la película ya que hace que el resultado sea demasiado cotidiano, con subtramas que aportan poco al conjunto o que no van a ninguna parte. Lo de la cotidianeidad podría funcionar, y ha funcionado muchas veces antes, pero le falta un poco de riesgo. Los personajes están trabajados pero, al mismo tiempo, dan la sensación de no tener toda la coherencia interna que necesitan en una película de este tipo. Sus decisiones y motivaciones no están del todo claras y esto llega a confundir en algunos momentos.


La dirección de Lara Izaguirre también es irregular. Los actores están, durante toda la película, notables, pero la realización no es del todo comprensible. Abusa del recurso de cámara al hombro, y en algunas secuencias el movimiento tembloroso de la cámara está completamente fuera de lugar. Esto desmerece un poco el trabajo de iluminación y etalonaje tan bonitos que hay en 'Un otoño sin Berlín'. Supongo que la intención de la directora es darle un aire más indie a la película, pero no llega a conseguirlo. Algo que llama la atención es el formato nada panorámico en el que se exhibe la película, que consigue imágenes potentes visualmente. Como decía, los actores están notables, pero hay dos que eclipsan al resto con su presencia: Irene Escolar con su tremenda dulzura y Lier Quesada, un niño que dará mucho que hablar. No me imagino a otra actriz interpretando a June, ni a otro actor encarnando al joven Nico. Los dos son perfectos físicamente para el papel, pero es que además hacen tan buen trabajo dando vida a sus personajes que la línea entre actor y personaje se difumina hasta hacerse casi invisible. Una pena la restricción de edad para el premio a Mejor Actor Revelación, porque Lier Quesada tendría muchas posibilidades de ganarlo. También es destacable la interpretación de Tamar Novas como el primer amor de June, una interpretación llena de matices y con unas miradas memorables.



'Un otoño sin Berlín' es una propuesta interesante pero que, sin embargo, se queda a medio camino de lo que podría haber sido si Lara Izaguirre se hubiese atrevido a ir un paso más allá. Aun así, es un muy buen debut y personalmente mantendré un ojo sobre esta joven directora que promete traernos trabajos de lo más interesante en el futuro.

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