viernes, 8 de abril de 2016

Crítica: Efarín de Yared Zeleke



No es muy habitual que llegue a las carteleras una película del continente africano y Etiopía no debe de ser un país tampoco que tenga una gran producción cinematográfica; de hecho seguramente si pensáramos de este país lo que pensaríamos sería en pobreza y en hambre. Que hayan gastado dinero en hacer una película en vez de utilizarlo en otras causas puede parecer una frivolidad pero no es así para nada. Para los etíopes sirve como el espejo que sirve al niño para verse y conocerse a través de una mirada que de otra forma sería imposible y para los que no hemos ido allí ni lo conocemos para descubrir unas realidades que nos están vedadas e ir más allá de los tópicos. Efraín es una película que se mueve entre el realismo y la mirada fantasiosa y onírica de un niño. Después de perder a su madre se va a vivir con unos parientes lejanos ya que su padre tiene que irse a trabajar a la ciudad y no puede cuidar de él. La llegada de un extraño, por muy familiar que sea, crea un conflicto. Efraín ha crecido con una visión y una forma de vida que se aleja de la tradición. Frente a una sociedad que busca mantener la tradición por encima de todo hay un espíritu de mejorar, de hacer una sociedad más justa, menos machista y más tolerante con el diferente. El rol de la mujer es en el hogar y todas las tareas que allí implican como el cuidado de los miembros de la familia, en cambio el hombre es el que sale fuera y el que tiene que buscar el sustento 


Pero por desgracia esa situación no se da y por mucho que el hombre se esfuerce y trabajo no logra conseguir todo lo que la familia necesita para sobrevivir. Que una de las hijas busque una forma alternativa para alimentarlos o que el sobrino haga tareas que están reservadas para las mujeres de alguna forma es un cambio demasiado grande. Efrain es un joven que sabe cocinar y que lo hace lo mejor posible. Lo único que le queda de su madre es la cabra así que hará lo posible para mantenerse a su lado. Cuando sus nuevos familiares ponen en peligro la vida de la cabra hará todo lo posible para estar a su lado. Empieza un pequeño negocio de comida. La belleza y la delicadeza con la que nos muestra el director la historia nos presenta un hermoso país con unas personas que hace todo lo posible para sobrevivir. La fotografía nos muestra unos impresionantes escenarios naturales. El niño, que fue escogido entre un casting de 7000, es el gran descubrimiento de la película.. Tiene una mirada especial, inocente, de alguien que está descubriendo el mundo. Con un actor tan joven el mayor mérito hay que darlo a un buen director que marque unas pautas. Una película hermosa y muy recomendable. 

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