viernes, 26 de abril de 2013

Crítica: La gran boda de Justin Zackham





La familia es el primer grupo social en el que convivimos y primera fuente de conflictos en donde se juntan padres e hijos, maridos y esposas, antiguas y nuevas parejas. La familia está por encima de los vínculos de sangre y lo que importa son los sentimientos y los deseos de unión y de compartir. Las bodas son un momento interesante porque son una forma social de presentar una relación sentimental que no sólo sirve para unir a dos personas sino a dos familias. Las familias del novio y de la novia no dejan indiferente a nadie. El novio, Alejandro, tiene un padre y tres madres, una biológica, una adoptiva y otra que es la nueva pareja de su padre; y la novia cuenta con unos padres demasiado snobs para aceptar a la pareja de su hija, si a eso le sumamos hermanos, amigos y otros parientes, así como un cura muy conservador, la comedia está asegurada. La trama se centra en los días anteriores a la boda y en los líos que pasan. Alejandro nació en Colombia y para su boda va a venir su madre biológica y su hermana. El piensa que dos mujeres tan tradicionales no van a entender que sus padres adoptivos estén divorciados y su padre tenga otra mujer así que toda la familia tendrá que fingir una realidad alternativa. Si normalmente ya ha tensión en un acontecimiento com este en donde no se deja nada a la improvisación para que todo salga perfecto, aquí sumamos la tensión de tener que mantener una mentira que no le hará mucha gracia a todos como al personaje de Susan Sarandon que ve cómo es apartada de la familia. Eso provocará varias situaciones complicadas que resultan bastante graciosas para espectador. Sin ser un planteamiento demasiado original la película tiene bastantes momentos hilarantes que gustarán y resultarán divertidos.


Pero el punto fuerte de la película es su reparto que encabezan tres de los mejores actores actuales, Robert de Niro, Susan Sarandon y Diane Keaton que interpretan al padre, a la nueva esposa y a la exmujer respectivamente. De Niro vuelve a ser un padre que no sabe demostrar sus sentimientos a sus hijos aunque les quiere y se preocupa por ellos pero con una gran comicidad. Aunque llevan varios años divorciados y el haya empezado un nueva relación algunos sentimientos no se pueden olvidar porque los vínculos que forman una familia no se pueden romper tan fácilmente. Ya sólo por verlos a estos tres hacen recomendable esta película. Acompañándoles están Katherine Heighl (la doctora Stevens de Anatomía de Grey), Topher Grace y Ben Barnes como el hijo que se va a casar. La elección de este actor para este personaje es un poco extraña porque se supone que ha nacido en Colombia y hacen varias bromas sobre su color de piel más morena que los demás pero su aspecto en realidad más bien pálido no oculta en ningún momento los orígenes anglosajones del actor. Amanda Seyfried es la novia y hay un pequeño papel para Robin Williams como el padre Moinighan, un cura demasiado conservador que aún defiende que las mujeres tengan que llegar vírgenes al matrimonio.

En resumen una comedia entretenida a la que merece la pena dar una oportunidad.

Ficha en SensaCine

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