viernes, 16 de octubre de 2015

Crítica: Marte, de Ridley Scott


Ridley Scott es el típico director que da una de cal y una de arena. Pues bien, después de 'Exodus' da un gran salto en el tiempo para traer al astronauta Mark Watney y su gran odisea marciana en 'Marte', que resulta ser una de sus mejores películas en años.


¿Cómo sobrevivir en Marte cuando todos tus compañeros te han dejado atrás? Esto es lo que se pregunta Mark Watney, y todos y cada uno de los espectadores, cuando se da cuenta de que se ha quedado solo en el planeta rojo. La primera virtud de esta película es no intentar meter una moralina filosófica como en su día intentó, por poner un ejemplo, Nolan con 'Interestelar' o, sin ir más lejos, 'Prometheus': lo que hay es lo que ves, y en una aventura espacial como ésta no hacen falta reflexiones pseudoprofundas para intentar darle un significado al conjunto. Esto no significa que 'Marte' sea una película simplona o tonta, todo lo contrario: el guión, basado en la novela de Andy Weir, es de lo más inteligente que ha rodado Ridley Scott. A pesar de que la adaptación corriese a cuenta de Drew Goddard, artífice del guión de la nefasta 'Guerra Mundial Z', los temores de que la transformación de novela a guión fuese un desastre se quedan en eso, temores. Con la mezcla de drama, aventuras y algo de comedia se consigue un guión sólido que sólo va a más, con ninguna escena que dé la impresión de ser de relleno. Estos tres componentes se van alternando para dejarnos pegados a la butaca durante  las casi dos horas y media que dura con escenas trepidantes, conmovedoras o hilarantes. Es cierto que la construcción de los personajes se ciñe mucho a los estereotipos exceptuando al protagonista, que tiene una personalidad tan llena de matices que compensa al resto de personajes.
Vuelve ese Ridley Scott tan añorado, capaz de exprimir todo el jugo a un guión y, sobre todo, ese Ridley Scott capaz de elegir buenos guiones para rodar. Con 'Marte' demuestra que su talento permanece intacto a pesar de sus últimos patinazos. La planificación es espectacular y efectiva, muy cuidada. Y la dirección de actores… Qué decir de Matt Damon en su segundo papel de astronauta en apuros: ha superado con creces su papel en la película de Nolan, y en 'Marte' brilla con luz propia. Si hubiese sido el único actor de la película seguiría sin hacerse pesada, ya que da vida a Mark Watney de una manera tan memorable que pocos actores podrían alcanzarle. Los secundarios, a pesar de tener personajes estereotipados, saben sacarles partido y lucirse. La música de Harry Gregson-Williams ayuda a reforzar la sensación de soledad en Marte, dando un resultado digno de recordar. Pero es la otra música, canciones conocidas por todos, las que aportan un punto gamberro a la película. Ni que decir tiene que los efectos especiales son espectaculares y necesarios, no por el hecho de que sea una película espacial, sino porque están al servicio de la historia y no son usados al tuntún por el hecho de poder usarlos como en otras superproducciones.



'Marte' es la película que los fans de Ridley Scott estaban esperando para comprobar que el director sigue en forma. Un blockbuster imprescindible que dejará al espectador con ganas de más aventuras espaciales.

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