martes, 27 de junio de 2017

Crítica: Selfie de Victor García León


Después de su paso por festivales como el de cine español de Málaga ha llegado a los cines esta semana Selfie de Victor García de León. La película utiliza el género de falso documental para contar la historia de un niño bien y su particular descenso a los infiernos. Bosco es el hijo de un ministro al que acaban de meter en la carcel por varios casos de corrupción y a partir de ahí todo su mundo se desmorona. Tiene que abandonar su casa, su familia le da la espalda y su novia y parientes políticos tampoco quieren saber nada de el. El partido tampoco le ofrece ningún tipo de ayuda y se ve de un dia para otro sin casa, ni dinero ni ningún tipo de soporte. Está en un continuo desconcierto en el que no sabe qué es lo que está pasando ni cómo va a salir de ahí, pero lo hace lo mejor que puede. La vida le hace pasar de estar al lado de los del partido del gobierno a estar con gente que está en una posición contraria. Pasa de estar cerca de los del PP a convivir con seguidores de Podemos y todo ello sin que resulte chocante ni raro ni estridente. En un escrache que improvisan enfrente de su casa familiar Bosco conoce a Macarena y más adelante cuando se la vuelve a encontrar en un centro social okupado le prestará su ayuda y acabará viviendo con Ramón, un joven muy combatiente políticamente y que en teoría está preparando unas oposiciones. 


Aunque el protagnismo de la historia sea de Bosco,  tenemos a tres personajes que componen la trama. Bosco, un joven de derechas que atontando en un mundo de lujos y privilegios empieza a vislumbrar la realidad cuando las circunstancias le dan una hostia, Ramón, un joven progresista que con la excusa de que está preparando unas oposiciones pero que en realidad está viviendo de la sopa boba y Macarena, una joven idealista que tiene una cegera real y otra más metafórica porque no se da cuenta de que mucha de las cosas en las que cree son falsas. A su manera forman un triángulo amoroso en donde distintas posiciones tienen que convivir y llegar a un entendimiento. En este sentido, Selfie no utiliza la política para hacer un discurso partidista, en todo caso muestra las miserias y las incoherencias de los dos lados. El tono que ha utlizado el director es el de la sátira. No podría ser de otra forma. Bosco es espectador de su vida y cómo se está desmoronando todo sin que el pueda hacer nada y lo peor, sin que realmente sea el que ha provocado nada de eso. El no es el que ha cometido los delitos ni el que está en la carcel y aún así paga por lo que ha hecho su padre. De todos los miembros de su familia él es quien sale peor parado. Parece que los demás han conseguido algún soporte pero él se encuentra solo. El desconcierto de Bosco refleja bastante bien cómo nos sentimos muchos estupefectos ante el mundo en el que vivimos. Situaciones que pensábamos imposibles están sucediendo. No se regodea en el sufrimiento de Bosco, que podría hacerlo porque lo que le pasa es tremendo, sino que todo es tan absurdo pero tan real que más que tristeza provoca empatía y complicidad. Resulta extrañamente divertida. 


Selfie es una película pequeña que aprovecha al máximo de los recursos que tiene. Quizás no está justificado de todo el tipo de falso documental ¿quién lo graba? y sobre todo ¿por qué? De hecho, hasta algunos de los personajes tampoco entienden el sentido de que se grabe todo. Santiago Alverú es el encargado de dar vida a Bosco. Su interpretación es genial y sorprendente. Esta es su primera película y dice que quizás sea la última, esperemos que no. 

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